El tema de la legalización de drogas es muy sensible y los políticos no se atreven generalmente a tomar decisiones concretas para solucionar los problemas del consumo y del tráfico de estupefacientes. Temen de perder su credibilidad o el apoyo de sus ciudadanos.
Sin embargo, es importante ser consciente del problema y dos campos opuestos proponen lo que consideran como la única solución: unos quieren eliminar la producción y el consumo de drogas mediante un aumento de las restricciones y de la sensibilización al público y los otros optan por la legalización de las drogas con el fin de acabar con el narcotráfico.
La ONU eligió la primera solución en 1998, pero diez años después, tuvo que constatar el fracaso evidente de su política ante una subida del número de los consumidores y de las redes de mafia, abriéndose a nuevos mercados.
Los partidores de la segunda opción subrayaron el fracaso de esta política de represión y afirman hoy que es necesario dar un marco legal al tráfico de drogas. A pesar de un probable aumento del consumo, pretenden que la legalización permitirá evitar muchas muertes debidas al narcotráfico y también estabilizar algunos gobiernos. Las dos soluciones propuestas son utopías, imposibles de realizar. De hecho, no se puede suprimir totalmente las drogas porque la gente siempre querrá substancias que le permite evadirse y divertirse. Por otro lado, la sociedad no está dispuesta a aceptar un marco legal que favorezca la destrucción de sus miembros. Además las redes de la mafia seguirían existiendo, encontrando otros mercados potenciales, y en numerosos países sería muy difícil encontrar un consenso sobre el control estatal debido a la debilidad de sus gobiernos o a la falta de recursos.
Los dos extremas son utopías pero es posible hacer esfuerzos para mejorar la situación y alcanzar buenos resultados. Según unos estudios, la restricción, combinada con una mejor información, sería más eficaz que la legalización. De hecho, al reducir la producción de cocaína (lo que hizo Colombia estos últimos años), el consumo en EEUU se redujo significativamente, demostrando que es posible progresar en este terreno. La legalización de las drogas, al contrario, parece imposible dado la falta de argumentos concretos y realizables.
La decisión final la tienen los políticos, pero no deben perder de vista que más que la aprobación general, lo que tienen que buscar es el bienestar de sus ciudadanos.
Fuente : GONZÁLEZ HARBOUR Berna, "El error de legalizar la venta de drogas", in El País, 1 de octubre de 2010.
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