lunes, 18 de octubre de 2010

Opinión: los Robin Hood modernos

 El 19 de diciembre de 2009, decenas de jóvenes que querían demostrar su descontento ante el sistema, la crisis económica y la precariedad laboral se unieron en una acción común en Barcelona.
Los jóvenes entraron en un supermercado y compraron doce carros llenos de productos de primera necesidad como el arroz o la pasta. Pero cuando llegaron a la caja, no pagaron y llamaron a los vecinos con dos megáfonos para repartir los alimentos entre ellos.
Alertada, la policía intervino, se acabó la repartición de los productos y pronto el supermercado volvió a la normalidad. Después de una discusión, los responsables del supermercado no presentaron denuncia, entonces los saqueadores no fueron detenidos.
Los jóvenes, satisfechos de su acto, declaraban "¡Qué pague Millet!", refiriéndose a Felix Millet, presidente del Palau de la Música, que confesó un saqueo superior a los tres millones y que se quedó en libertad por decisión judicial.

Opinión personal: Puedo entender que estos jóvenes estén descontentos con el sistema en el que viven y que no les propone una estabilidad económica y perspectivas positivas para su futuro laboral. Por tanto, estoy de acuerdo con el hecho de manifestarse y de utilizar su creatividad para atraer la atención del público.
Sin embargo, transgredir la ley para exponer su opinión no me parece la mejor opción y dar a un político corrupto como ejemplo y excusa perjudica su imagen. Creo que hubieran debido encontrar otras maneras de manifestarse.


¿Cuál es tu punto de vista sobre el tema?

Fuente: artículo de El País: Doce carros por la cara

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