El pasado lunes 8 de noviembre en el campamento de Agdaym Izik, cerca de El Aaiún, los saharauis reclamaron el fin de las discriminaciones hacia su pueblo y de la explotación de sus riquezas. Era la mayor protesta civil saharaui desde 1975 y acabó violentamente con el desmantelamiento del campamento, la muerte de dos civiles y la detención de 163 personas.
Las críticas exteriores llegaron pronto y el gobierno marroquí hizo lo necesario para contrarrestarlas. Tachó la prensa española de racista y la acusó de manipular la opinión pública, afirmando que los periodistas de El País, de la agencia de noticias Efe y de la cadena de radio SER difundían falsas informaciones sobre la situación del Sáhara Occidental para fomentar el odio hacia Marruecos. Los servicios de seguridad de Rabat impidieron a los periodistas españoles y a los directivos de ONG hacer su trabajo. Les expulsaron, les retiró su acreditación para trabajar en el país y hasta les impidió bajar del avión o volar hacia Marruecos.
José Luis Rodríguez Zapatero reprochó la violencia utilizada en Marruecos esos últimos días y pidió que se levantara el bloqueo informativo. Sin embargo, afirmó que Marruecos era un socio clave para España y que consideraba las relaciones con Rabat como “sólidas y prioritarias”, lo que atrajo las críticas de los militantes y de Rajoy, el presidente del PP, que acusó Zapatero de “abdicar de sus responsabilidades en la crisis del Sáhara Occidental”.
Fuentes:
Artículos de El País:
El Gobierno de Marruecos tacha de racista a la prensa española en la crisis de Sáhara
El PP se suma a los artistas y sindicatos en la condena en Madrid al ataque marroquí de El Aaiún
El Gobierno da prioridad a su relación con Marruecos ante la crisis del Sáhara
Rabat acusa a Rajoy de atentar contra "la integridad territorial" de Marruecos
Artículo de El Mundo:
Clamor contra los "intereses" del Gobierno en Rabat en una marcha con tintes bélicos
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